El ejercicio físico aumenta el bienestar en la tercera edad



Son muchos los estudios que indican que el ejercicio físico practicado por ancianos previene enfermedades como la cardiopatía isquémica, la obesidad, la hipertensión arterial y la osteoporosis. La práctica habitual de ejercicio físico refuerza sistemas vitales para el organismo como son el sistema inmune (mejor respuesta a las infecciones) y el sistema endocrino: reducción del riesgo de diabetes tipo 2 y mejor tolerancia al azúcar


También favorece la expectativa de vida del anciano (entre 3 y 3,7 años  según el nivel de ejercicio), su calidad  y una longevidad excepcional (más de 90 anos)  asociando el ejercicio físico a otros factores como el control de la presión arterial,  la prevención del tabaquismo y el control de la
obesidad.


También mejora la movilidad al evitar la pérdida de masa muscular. Asimismo, otras investigaciones han podido confirmar que la sensación de bienestar y la depresión mejoran con el ejercicio físico.


En el departamento de Medicina Interna de la Universidad de  Oviedo se ha realizado un estudio en un periodo de 9 meses con una muestra de 169 personas de 73 años de edad media, sin importar el sexo, divididos en dos grupos de los cuales uno practicaba ejercicio físico y el otro no, al objeto de valorar, mediante cuestionario, los efectos subjetivos que apreciaban en su estado de ánimo y particularmente la posible relación entre la práctica de ejercicio con los índices de depresión y la calidad del sueno de los sujetos.


Para poder realizar esta investigación se emplearon dos tests que se pasaron tras finalizar la investigación: la Geriatric Depression Scale (GDS), al objeto de apreciar el nivel de depresión, y el Oviedo Sleep Questionnaire (OSQ), para apreciar la calidad del sueno. 


Las personas que realizan deporte de forma regular manifiestan opiniones favorables a la práctica del mismo en la mayoría de los encuestados y en varios aspectos concretos, como la agilidad, el equilibrio y el sentirse mucho mejor que antes de realizarlo, y mejoría parcial en otros aspectos, como memoria y labores cotidianas.



Las puntuaciones en la escala de depresión son menores en las personas que practican ejercicio físico y despiertan menos veces de noche que los que no lo practican. Se aprecia una relación directa entre la calidad del sueño declarada por los participantes y su puntuación en la escala de depresión: practicar ejercicio físico = menos puntuación en el GDS, menos tardanza para conciliar el sueño y menos despertares nocturnos.